sábado, 14 de mayo de 2011

Revuelta de las comunidades. Los tres comuneros.

    A la muerte del rey Fernando de Aragón en 1516, la corte de Bruselas proclamó rey de Castilla y Aragón a su nieto Carlos de Gante. Esto no sentó nada bien en Castilla.
   El 28 de junio de 1519, Carlos fue elegido emperador. Esto suponía unos gastos muy cuantiosos que las Comunidades de Castilla no estaban dispuestas a soportar, rechazando la creación de un impuesto nuevo, rechazando el Imperio por las cargas que supondría para Castilla y amenzando con que las Comunidades defenderían los intereses del reino
   Comunidades, este término servirá para designar la rebelión de Castilla en los próximos meses.
   El rey partió de España en 1520 y pronto estallaron los disturbios en Zamora, Burgos, Guadalajara, León y Segovia. Toledo tomó la iniciativa de la rebelión. Sin embargo fueron derrotados por el ejército de Carlos V en Villalar el 21 de abril de 1521, donde fueron ejecutados los jefes militares de los comuneros: Padilla, Bravo y Maldonado.
   Esta victoria fue posible porque aunque partiendo de una posición favorable los comuneros, la realeza supo atraerse a su causa a la aristocracia.
   Económicamente hubo situaciones enfrentadas, ya que la zona entre Valladolid y Toledo la situación era dura, sin embargo Burgos esperaba que se potenciara el comercio con Flandes y el norte de Europa. Andalucía llevaba años mejorando por el comercio con América. Los comuneros querían desarrollar las manufacturas textiles y, por consiguiente, limitar las exportaciones de lana.
   El fenómeno comunero se limitó a la zona central de Castilla, se trata de un fenómeno urbano con repercusiones en el campo rechazo del régimen señorial, y aspiraba a una verdadera revolución política que limitara las prerrogativas de la corona. Esta aspiración de situar al reino por encima del rey la resumió un noble, el almirante de Castilla, asociado a la gobernación: "cosa que jamás fue vista".

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