sábado, 14 de mayo de 2011

Sublevación de las Alpujarras

   Los acuerdos de 1491 garantizaron a los musulmanes la libertad de culto en el antiguo emirato de Granada. Los Reyes Católicos esperaban que acabarían por convertirse sin necesidad de obligarles. En 1526 se convocó en Granada una reunión para facilitar la asimilación de los moriscos. Acordaron que era conveniente que: renunciaran a sus fiestas, a sus vestidos tradicionales, incluido el velo femenino, y a la lengua árabe, pero sin tomar ninguna medida coercitiva.
   A la vista de que los moriscos continuaban siendo lo que siempre habían sido: musulmanes, en 1566 el Consejo de Castilla por orden de Felipe II pasó a aplicar sin demora las decisiones tomadas.
   Hicieron la vida imposible a los moriscos: detención de delincuentes amnistiados; exigir el título de propiedad a los campesinos y si no los tenían se les confiscaban las tierras; presión social a los productores de la seda cuando peor estaba ese mercado. El día de Navidad de 1568 se inició la sublevación en el barrio  granadino del Albaicín, siendo controlada por el marqués de Mondéjar, pero extendiéndose por las zonas rurales y las Alpujarras. Se dijo que los moriscos querían reinstaurar el reino musulmán de Granada y llamar a los turcos en su ayuda. Lo que empezó como una guerra de religión se convirtió en una guerra civil con toda su atrocidad: saqueos, matanzas,represalias... Felipe II envió  a don Juan de Austria con orden de reprimir la sublevación por todos los medios. Al cabo de tres años de combate el ejército logró reducir a los últimos rebeldes. Para evitar futuras insurrecciones y facilitar la asimilación, Felipe II mandó desterrar a los moriscos y diseminarlos por toda Castilla.

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