jueves, 9 de junio de 2011
Conversión de San Pablo
Este cuadro constituye la primera versión de la Conversión de San Pablo encargada para la capilla Cerasi de Santa María del Popolo. Sin embargo, y como ya le había ocurrido anteriormente con sus trabajos para la iglesia de San Luis de los Franceses, la pareja dedicada a la Conversión... y a la Crucifixión de San Pedro fueron rechazadas. De este modo el artista hubo de pintar velozmente nuevas versiones. Tenemos, pues, un primer acercamiento al tema de la caída de Saulo en el camino, cegado por la luz divina. Junto a otras, éstas son las primeras incursiones de Caravaggio en el arte monumental de la esfera pública, lejos de los encargos privados de cultos protectores. Así pues, el joven artista recurre a una composición más segura, pero algo arcaizante, y que al final se le desmorona un tanto. Los modelos que emplea son manieristas. El número de figuras no es excesivo, pero da la impresión de ser una multitud, por el movimiento y la gestualidad. Además, Caravaggio ha renunciado a su habitual sutileza para referirse a la presencia divina, que normalmente simboliza con la llegada de la luz. En este lienzo, pese a que Saulo está caído e iluminado por una luz artificial y misteriosa, por el ángulo opuesto se precipita una figura con los brazos tendidos hacia su futuro seguidor, apenas contenido por un ángel más prudente. Mientras, Saulo en el suelo se tapa el rostro con dolor, incapaz de enfrentarse aún a los designios divinos.
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